lunes, 17 de diciembre de 2007

Cucharita cucharón no me junto...

Un enfermo mental castró su compañero del hospital psiquiátrico con una cuchara. El hombre con problemitas llegó al centro asistencial con los testículos cercenados.

El paciente sufrió el ataque de otro de los internos en el pabellón que sólo aloja a los casos más agresivos. El resultado de la riña fue una herida cortante que cercenó los huevos del loquito bueno.

Ambos enfermos mentales eran medicados diariamente para tranquilizarlos.

El incidente se inició por una discusión sobre la cena del día. El agresor planteó que quería cocinar huevos cocidos, mientras que la víctima acusó a su ex amigo de no poder pelar los huevos cuando están hervidos. Al final los comieron fritos y chocolatados... ¡Mmm!