jueves, 27 de septiembre de 2007

El empleado está duro, correlo y comete las papas

“Asesino por el sabor de la carne”, aseguró el Hannibal Lecter de Medio Oriente. Un joven turco describió con precisión de cirujano de qué manera cortó en pedacitos a un empleado municipal para después deglutirlo.

Según testigos, el asesino se acercó a la camioneta estacionada, en donde se encontraba la víctima tomando su última gaseosa.

Después de haber intercambiado unas palabras con su plato principal, el caníbal, le apuntó a la cabeza y gatilló dos veces. Ahí nomás arremetió con cuchillo y faenó al cadáver.

Cómo no quedó satisfecho con lo que pudo comer en el lugar, envolvió las sobras y se las llevó a su casa para continuar en la cena. El asesino, confesó a la policía que disfruta del sabor de la sangre y de la carne humana.

Según trascendidos, el turco aún estaría eligiendo el postre.

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